Todo empezó muy temprano, empacar cosas para que el viaje que emprendería.
Hable con Sandra para ver que podíamos hacer, pues teníamos unos boletos que buscar para ver a Madonna lo cual pues no fue así y mi entrada a la ciudad fue un caos, pues el trafico era tremendo.
Mi cuerpo temblaba, mis sentimientos eran de miedo, de angustia.
La noche cayó, luna y sol no pueden ser.
El cigarro se acababa y otro se encendía.
Las cartas en la mesa estaban y no volteadas, todo era claro.
El humo rodeaba mi cuerpo y la habitación.
Todo se nublaba aun más y más conforme todo iba pasando.
Parece que todo gira en su entorno y lo demás no me preocupa, nada me preocupa, más que lo que el pueda decir.
No se que hacer, como decir, que hablar, que pensar, no se nada.
Quiero ser como este endemoniado humo que me lastima y que me nubla el panorama, porque así mismo se desvanece, pero deja impregnado todo a su aroma, a su esencia, todo lo deja a su paso, deja la huella de que estuvo ahí y por mucho tiempo.
Llego el final…
…llego la caída.
Duele, pesa, todo mi cuerpo se siente cansado pero no quiere dormir porque sabe que el amanecer llegará y que tal vez no te veré.
Doce días…
…doce días que pasarán tan largos como años, siglos, milenios, que se yo!!!
Me lleva el carajo…
Me lleva!!!
Pronto, solo espero que llegue pronto.
Que este aquí pronto.